El vaso medio lleno… de macarons

7 Mar

Después de 7 meses en mi casa, con mi mujer, mis perras  y mi gente, tocó tomar un avión y partir a la que espero sea la ultima patita del doctorado. Esta vez me vine de la mano de mi madre, porque sola no me subían al avión ni a cachetadas, así de simple, y nos pasamos por el aeropuerto de Paris (Charles de Gaulle) unas buenas horas.

Las horas muertas en un aeropuerto son (duty free mediante) el momento en el que la billetera tiembla y/o una tiene posibilidad de ver cosas bellas y saborear comidas ricas. Entre Hermes (el collar que no tenían y los pañuelos más caros de la historia – igual quiero uno) y Longchamp (no había cartera rayada pero mi madre se hizo de una blanca preciosa que algún día heredaré) nos encontramos con una tiendecita de lo más monona que ofrecía unos delicados macarons.

Se trata de Ladurée, produce estos pequeños trocitos de dulce en diferentes sabores. Compramos una cajita de 8 (para probar, porque, la verdad es que en mi experiencia, la pastelería que se ve bonita no siempre sabe igual de bien) y quedamos impresionadas. Son de lo más rico que he probado: recomiendo los de caramelo, chocolate y limón, que son los que he probado hasta ahora.

Riiiiiiico!!!

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